Braco de Auvernia
CARACTERÍSTICAS:
Es el más rápido de los perros de muestra franceses; se atribuye esta cualidad a la sangre de Pointer que algunos le otorgan.
En todo caso comparte con el Pointer un entusiasmo ejemplar en el trabajo, un dinamismo a toda prueba y un olfato muy fino.
Su buena estatura no es obstáculo para su paso, que es siempre sostenido, tanto en terreno llano, su favorito, como en montaña o bosque.
Caza la perdiz y la chocha -sus especialidades- con auténtica pasión y hasta la puesta del sol si es necesario.
Insensible a las condiciones meteorológicas, soporta alegremente la humedad, la lluvia, el frío y el hielo.
Infatigable, valiente y metódico, su busca es un poco más corta que la del Pointer.
Su muestra es excelente pero tardía: después del año en la hembra y dieciocho meses en el macho.
No conviene iniciar su entrenamiento antes de los dos años de edad.
Este magnífico perro se denomina también Azul de Auvernia por el aspecto de su manto: su pelaje es blanco,
sembrado de manchas negras que aparecen negras azuladas en la periferia de las motas.
Aun siendo originario del macizo central francés, se encuentra en las tierras llanas.
Potente y huesudo, el Braco de Auvernia resulta sin embargo muy dulce, sensible, afectuoso... y bastante celoso.
Fiel por naturaleza, le encanta vivir en familia y en caso de peligro o amenaza puede manifestarse como buen guardián.
Es estimado por cazadores en todo el mundo, aunque resulta no obstante menos popular que el Épagneul Bretón.
HISTORIA:
Los orígenes de este perro son poco conocidos.
Según algunos autores, fue introducido en Francia en la Edad Media por los templarios;
para otros habría llegado con los caballeros de la orden de Malta que emigraron a Auvernia tras las conquistas napoleónicas.
Como guarda gran parecido con el Braco Francés, en el que las manchas son marrones en vez de negras,
hay quien piensa que es resultado del cruce de este último con un Pointer negro o blanquinegro.
De ser cierta esta hipótesis, la sangre del Pointer hubiera quedado eliminada en el curso de las sucesivas selecciones.
Sea como fuere, en el siglo XIX el Braco de Auvernia era muy diferente: su osamenta era más fuerte y era más lento en el trabajo.
Sin embargo, su muestra era ya buena y su busca metódica.
Diezmado durante la segunda guerra mundial,
su crianza ha tenido que reconstruirse y su standard, establecido en 1913, volvió a definirse en 1955.
STANDARD:
Aspecto general: perro robusto y vigoroso, sólidamente constituido, pero elegante y sin pesadez.
Talla: 57-63 cm el macho; 55-60 la hembra. Peso: no mencionado en el standard (alrededor de 22-25 kg).
Cabeza: larga. Hocico cuadrado. Stop no demasiado acentuado. Cráneo ovalado en su parte posterior.
Trufa negra. Labios bastante fuertes. Mandíbulas fuertes de igual longitud. Ojos: avellana oscuro.
Párpados negros. Mirada franca. Orejas: bajas, al nivel del ojo y hacia atrás.
Cuello: largo, bastante fuerte, ligeramente arqueado. Papada ligera.
Cuerpo: pecho medianamente ancho; profundo. Cruz saliente. Lomo corto y recto.
Grupa ancha y huesuda, con la punta de las ancas ligeramente salientes.
Paletillas oblicuas y musculosas. Cola: recortada en dos tercios.
Extremidades: anteriores rectas, antebrazos fuertes y musculosos. Posteriores: ancas musculosas y gruesas. Corvejones vigorosos.
Pies: cortos, compactos. Dedos apretados. Uñas fuertes. Plantas duras.
Pelaje: corto, no demasiado fino ni duro, brillante. Color: blanco con placas negras, ceniza (mezcla de pelos negros y blancos).
Defectos: cabeza corta.
Stop muy marcado. Nariz mal pigmentada. Hocico puntiagudo. Orejas mal implantadas. Exceso de papada. Costillas planas.
Lomo ensillado. Riñon plano y hundido. Extremidades poco musculosas. Presencia de espolones. Cola mal implantada. Pelaje demasiado blanco.
CONSEJOS ÚTILES:
No hay que halagar la gula de este perro dotado de un apetito insaciable. Su pelo corto exige pocos cuidados.
Después de la caza vigílense sus orejas, sobre todo en verano, para retirar posibles espiguillas. La cola se le cortará en los primeros días de vida.
PREPARACIÓN PARA LA CAZA:
Tras varios meses de ociosidad, bajo un techo clemente, el perro se dispone a hacer frente a duras jornadas de intenso esfuerzo físico.
Hay, pues, que prepararlo para este cambio.
En el mes anterior a la apertura de la veda se dará rienda suelta a su afición a la carrera,
llevándolo a dar paseos primero cortos y después cada vez más largos a medida que su cuerpo adquiera nuevamente el placer del esfuerzo.
Se sobreentiende que estará protegido por las vacunas contra la rabia, leptospirosis, tifus y gastroenteritis.
En caso contrario, habrá que volver a vacunar al animal un mes antes del levantamiento de la veda.
En todo caso, es deseable una visita rutinaria al veterinario para comprobar el buen funcionamiento del corazón y el equilibrio general del organismo del perro.
Las almohadillas de las plantas, que habrán de someterse a duras pruebas en el periodo de caza,
deberán prepararse con un tópico a base de ácido picrico.
En el caso de que sea legalmente obligatorio el tatuaje, deberá cumplirse esta formalidad en los ejemplares jóvenes,
para evitar que sean sacrificados en caso de mordedura por un animal rabioso.
El régimen alimenticio deberá vigilarse atentamente:
Más pobre en calorías antes del levantamiento de la veda si el perro ha engordado y rico en alimentos energéticos
(azúcar, tocino fresco, etc.) a partir del comienzo de la temporada.
También se aconseja un buen cuidado del pelo; póngasele un collar insecticida para eliminar pulgas y garrapatas.
Una solución antíparasitaria de efectos permanentes puede ser igualmente eficaz.
Cumplidos todos estos controles y preparativos, no queda más que esperar a la primera jornada de caza,
en la que por fin este hermoso perro de muestra va a demostrar todo aquello de lo que es capaz.