Boyero de Australia
El boyero australiano, también conocido como Australian cattle dog, es un excelente perro para guiar al ganado vacuno.
Es mediano, ágil e incansable, lo que le permite trabajar en condiciones tan extremas como las de Australia.
Apariencia del boyero australiano
El cuerpo de este perro es fuerte, musculoso y ágil. Tiene gran resistencia y no debe ser ni tosco ni débil.
Es ligeramente más largo que alto y presenta la línea superior nivelada (no inclinada).
El pecho es profundo y musculoso.
La cabeza es robusta pero bien proporcionada con el resto del cuerpo, y sus rasgos revelan que esta raza tiene sangre de dingo.
La nariz es negra. Los ojos son ovalados, medianos y de color pardo oscuro.
Tienen una mirada vivaz e inteligente, que se muestra desconfiada cuando se aproximan extraños.
Las orejas son medianas, anchas en la base, musculosas, erguidas y algo puntiagudas.
La cola es de inserción moderadamente baja y llega casi al corvejón.
Cuando el perro está en reposo, la cola cuelga con una ligera curvatura.
Cuando el perro está en acción, levanta la cola, pero no más allá de la vertical.
El pelaje del boyero australiano es suave y de doble capa.
La capa externa presenta pelos muy juntos, duros, lisos y bien pegados al cuerpo.
La capa interna es corta y densa.
El manto puede ser de color azul (azul, azul moteado, azul punteado, que puede tener marcas azules, negras o fuego)
o rojo moteado (pequeñas manchas rojas distribuidas en todo el cuerpo,
incluso en la capa interna, y que puede tener manchas rojas más oscuras en la cabeza).
Temperamento y carácter del boyero australiano
Estos perros se caracterizan por ser muy leales, enérgicos, incansables, valientes, tenaces y terriblemente inteligentes.
Son muy apegados a una sola persona, por lo que se dice que son "perros de un sólo amo".
Son excelentes guardianes y pueden ser muy fieros cuando tienen que defender lo que es de ellos.
Su temperamento se adapta mucho mejor al trabajo de perro boyero que a cualquier otra actividad.
Los boyeros australianos son muy unidos a sus familias, pero suelen ser desconfiados y reservados con los extraños.
También pueden ser torpes con los niños y suelen ser pendencieros con perros desconocidos.
Por tanto, es muy importante socializarlos desde cachorros,
y aún así hay que cuidar sus interacciones con personas y perros desconocidos.
Por otra parte, estos perros boyeros pueden conseguir resultados excepcionales en algunas especialidades del adiestramiento canino,
pero también pueden ser difíciles de entrenar para tareas más domésticas.
Son perros muy inteligentes, pero sus fuertes instintos y gran energía los hace difíciles
de entrenar para mantener autocontrol en situaciones cotidianas.
Especialmente cuando el entrenador es inexperto.
El adiestramiento tradicional no da buenos resultados con estos perros y es mejor
optar por alguna variante del adiestramiento en positivo, como el adiestramiento con clicker.
Por sus características como perros de trabajo,
los boyeros australianos pueden desarrollar problemas de comportamiento cuando llevan la vida de una mascota.
Si quedan solos por mucho tiempo pueden volverse muy destructores y algo agresivos.
Estos perros necesitan mucha atención y compañía.
Además, tienden a morder los talones de niños que corren cerca, ya que esa conducta es instintiva y les sirve para guiar al ganado.
También necesitan mucho ejercicio físico y estimulación mental.
No son buenas mascotas para familias sedentarias ni para personas inexpertas en el manejo de perros.
De todos modos, quien quiera tener un boyero australiano como mascota, tiene que averiguar de qué línea es el perro antes de adquirirlo.
Los perros de líneas de trabajo son exageradamente activos y no son buenas mascotas (sí excelentes perros de trabajo).
Peso y altura
Estos perros son medianos, y la altura a la cruz para los machos ronda entre 46 y 51 centímetros.
La altura a la cruz de las hembras varía entre 43 y 48 centímetros.
El peso suele estar entre 25 y 50 kilogramos, según el tamaño del perro.
Salud y cuidados
Lastimosamente, aún siendo un perro casi exclusivamente de trabajo, el boyero australiano es propenso a varias enfermedades hereditarias.
Entre las más frecuentes se encuentran: displasia de cadera, sordera, atrofia progresiva de retina y desórdenes obsesivos compulsivos.
Ocasionalmente también se han diagnosticado cataratas, luxación de lentes intraoculares y enfermedad de von Willebrand.
Como contraparte, ésta es una de las razas de perros en las que el cuidado del pelo es muy sencillo.
Suele ser suficiente con el cepillado una vez por semana para mantener en forma el pelaje del boyero australiano.
Y no es necesario ni bueno bañar al perro con mucha frecuencia, sino que sólo hay que hacerlo cuando es realmente necesario.
Los boyeros australianos necesitan mucho ejercicio y mucha atención.
No son perros para dejar solos en el jardín, pero tampoco son buenas mascotas para vivir en departamento.
Estos perros necesitan un jardín grande o vivir en una propiedad rural,
y además necesitan estar acompañados la mayor parte del tiempo, ya sea por humanos o por rebaños.
Los deportes caninos pueden ayudar a canalizar las grandes cantidades de energía de los boyeros australianos.
Deportes como el agility, el flyball y el freestyle canino son de gran utilidad,
pero estos perros también pueden responder muy bien al schutzhund y otros deportes para perros de protección.
Por supuesto, el deporte por excelencia para los boyeros australianos es el herding (pastoreo).
Historia del boyero australiano
A diferencia del perro pastor australiano, el boyero australiano sí se originó en Australia.
Los colonos europeos que habían emigrado a Australia a fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX,
necesitaban perros boyeros capaces de lidiar con el ganado salvaje en las más duras condiciones ambientales.
Lastimosamente para ellos, los perros que habían llevado no eran capaces de soportar el clima tan caliente y las condiciones extremas de trabajo.
Por eso, en 1840, un hombre de nombre Hall decidió cruzar algunos collies azul-mirlo de tierras altas con dingos.
El resultado fue el precursor del boyero australiano actual.
Posteriores cruces incluyeron al dálmata, el bull terrier y el kelpie australiano.
Al final, se obtuvo un perro infatigable, inteligente y valiente, capaz de manejar el ganado más arisco en las condiciones más extremas.
El boyero australiano no es el perro más popular en la actualidad, pero goza de un buen número de aficionados que comparten con él sus vidas,
los deportes caninos y el trabajo con el ganado.