Lagotto Romagnolo

El Lagotto de Romaña es un perro especializado en la búsqueda de la trufa en cualquier tipo de terreno:
se trata de la única raza existente en el mundo especializada en la búsqueda de este precioso tubérculo.
Es un típico perro de agua, de tamaño medio a pequeño, un ligero mesomorfo con un tronco que tiende al cuadrado;
su aspecto general es rústico, fuerte y bien proporcionado, pudiéndose intuir su funcionalidad en el trabajo.
La expresión es atenta, inteligente y vivaracha.
Mientras trabaja da muestras de pasión y de eficiencia, desarrollando su aptitud innata por el rastreo y su excelente olfato.

El instinto venatorio ha sido borrado, por lo cual no se distrae por la caza.
Afectuoso y muy unido a su amo, es también un excelente perro de compañía muy adiestrable.

El Lagotto Romagnolo, con su carácter sobrio como los verdaderos perros de campo,
tiene ese aspecto típico de un perro que viene del pasado y la expresión dulzona y despierta de los perros de raza italiana.

Al observarlo se tiene una sensación de cosa antigua, arcaica, llegada hasta nuestros días por una suerte milagrosa,
desafiando el tiempo, la historia y las vicisitudes humanas.

Desde tiempos inmemoriales los pueblos itálicos mantuvieron intercambios comerciales muy florecientes con los pueblos de Oriente.
Estos intercambios presuponían continuos contactos a todos los niveles que hacían posible
que las distintas poblaciones llegasen a conocer usos y costumbres de muy distintos tipos,
que sólo de esta forma podían difundirse. En esto no se quedaron atrás tampoco los perros.
Esto explica la gran cantidad de restos descubiertos (especialmente en las excavaciones arqueológicas del noreste de Italia)
que hacen referencia a distintas razas caninas, pero con especial mención a un perro de agua chico con el pelo hirsuto y rizado.

En la necrópolis etrusca de Spina (cerca de Ferrara) se hallaron representaciones de caza y pesca donde aparece sistemáticamente
un tipo de perro parecido a nuestro Lagotto.
De hecho los etruscos, que se asomaron al Adriático septentrional entre los siglos VI y V a.C. ,
tuvieron relaciones con muchos pueblos orientales y evidentemente ello contribuyó
a difundir en la zona norte del Adriático los perros típicos de esas poblaciones..

También es verdad que las tendencias expansionistas de muchos pueblos orientales les llevaron hacia Occidente,
hasta la Península Ibérica y las Islas Británicas,
pero esto ocurrió en épocas más posteriores con respecto a los primeros contactos con las poblaciones itálicas.

Cuando los perros de agua, llegaron a España a través del Magreb, durante las guerras de conquista de los moros,
dando origen a los antepasados del actual Perro de Agua Español,
estos perros ya se habían difundido desde hacía siglos en toda la Península Italiana,
especialmente en las zonas húmedas y pantanosas del norte de Italia.

Es por tanto muy probable que ese Canis acquaticus de que hablaba Lineo y que define como ”difundido desde hace tiempo”
en la cuenca del Mediterráneo, sea nuestro Lagotto.
El dibujo que hace Lineo es impresionante por lo que se parece a la morfología del perro rizado de Romaña..

De hecho, tras la desaparición de la civilización etrusca, los perros de agua permanecieron y de difundieron,
primero en época romana para hacerlo luego en época medieval, especialmente en aquella franja costera que nace en Rávena,
cruza los valles de Comacchio y del Véneto para alcanzar el Friuli y la costa de Istria.

En los frescos de las Estancias de los Novios del Palacio Ducal de los Gonzaga, en Mantua,
realizados por Andrea Mantegna alrededor de 1456, en la escena que representa “el encuentro”,
a los pies del marqués Ludovico III Gonzaga, aparece un perro en todo parecido a los Lagotto de hoy en día.

Numerosas citaciones en libros de folklore, usos y costumbres, y de caza,
a partir del siglo XVI recuerdan el uso de un pequeño perro de pelo rizado para el cobro de la caza en el agua.

Estos perros acompañaban en sus distintas actividades a los “vallaroli” o “lagotti”,
personajes pintorescos que antes de los grandes saneamientos de finales del siglo XIX
fueron la verdadera alma de esas marismas riquísimas de caza.
Los “vallaroli” que tenían en concesión las conocidísimas “tinelle” (o “botti”) para la caza en el valle,
solían acompañar a los señores en esa fascinante y difícil práctica de caza.

Otra actividad de los “vallaroli” era la búsqueda de la trufa, en esos tiempos mucho menos conocida que hoy y mucho más abundante:
el inseparable compañero suyo era el pequeño Lagotto, vigilante de la barca y de la casa, que llevaba
y recuperaba sobre todo las fochas cuando centenares de barcas, en las famosas “rastrelli” (o redadas),
rodeaban manadas de miles de estas aves, haciendo verdaderas carnicerías.
El Lagotto, a menudo durante horas y horas, se zambullía en los días más duros, rompiendo a veces la capa de hielo,
y nadaba bajo el agua para llevar luego a la “battana”(barca) los volátiles abatidos.
Una actividad posible gracias a la compacidad del pelo del perro, con un rizo muy tupido y un abundante manto inferior,
una verdadera capa impermeable e hidrófuga que impedía al agua entrar en contacto con la piel.

Por tanto, el nombre de Lagotto deriva seguramente de su función primitiva como perro de agua.
Además, en dialecto de Romaña, “Càn Lagòt” es sinónimo de “perro de agua” o “perro de caza en pantano con pelo rizado y hirsuto”.

La marcada aptitud por el rastreo, la gran facilidad para el adiestramiento y
el excelente olfato hicieron con el tiempo que el Lagotto se convirtiese en un eficaz perro para trufas.

Debido a los saneamientos que durante décadas han ido reduciendo las inmensas marismas de Comacchio y de Romaña,
haciendo desaparecer casi por completo a los “vallaroli”, también el Lagotto perdió progresivamente su función como perro acuático,
especializándose gradualmente como perro para trufas. El periodo de transición entre las dos funciones puede datarse entre 1840 y 1890.
Puede incluso decirse que en el intervalo de tiempo entre las dos guerras mundiales la casi totalidad de los auxiliares
caninos de los buscadores de trufas de Romaña y de las comarcas limítrofes eran todos ellos Lagotto.

Posteriormente, la casi total sustitución del soporte vivo de la vid por postes de hormigón y
la progresiva deforestación han enrarecido a la trufa, especialmente en el llano.
Se vio que el Lagotto era muy adecuado, sobre todo por su pelo de rizo espeso y muy tupido,
para la búsqueda de la trufa en bosques y en zarzales de las colinas, en el periodo de otoño-invierno.

Ya desde 1920 el Lagotto era muy conocido en los valles de los Apeninos de Romaña,
valle del Senio, del Lamone y, especialmente, en el valle del Santerno.

Cabe recordar que entonces a nadie le interesaba el Lagotto como raza canina pura:
las razas ya existentes eran consideradas más que suficientes y los cruces se apreciaban aún más por su robustez,
carácter y resistencia contra las enfermedades.
Los buscadores de trufas han operado siempre en criaderos de forma empírica
(fuera de cualquier norma genética), preocupándose únicamente del resultado práctico inmediato:
obtener el mejor sujeto para la trufa, fuese un Lagotto o no lo fuese.

De esta forma el Lagotto, llegado a los valles de Romaña purísimo gracias a los continuos emparejamientos de estrecha
consanguinidad realizados por los “vallaroli” de los pantanos de Comacchio,
empezó a contaminarse por continuas e injustificadas intromisiones de sangre extraña.

Debemos de todas formas reconocer a los buscadores de trufas de entonces el gran mérito de no haber dejado caer
en el olvido a nuestro Lagotto, permitiéndole llegar hasta nuestros días , como por milagro, todavía aún íntegro desde el punto de vista fenotípico y genotípico.

La reunificación de las dos historias paralelas del Lagotto, la de sus pantanos de origen
y la de las colinas de los Apeninos, creó las bases para reconducir a la raza hacia su pureza.

Con la fundación del Club Italiano Lagotto, ocurrida en Ímola en 1988, que cuenta hoy en día con unos 300
socios en todo el mundo, se han sentado las bases para el reconocimiento oficial de la raza por parte del E.N.C.I. y de la F.C.I.

Mientras tanto la raza se ha distinguido por una difusión constante y capilar a nivel europeo y mundial con un aumento homogéneo
y altamente significativo del número de cachorros inscritos cada año en los distintos Kennel Club F.C.I., el Kennel Club Inglés y el American Kennel Club.
Algún ejemplo: en Italia se ha pasado de los 545 cachorros inscritos en 1994 a los casi 900 de 2002, doblando de hecho los nacimientos en tan solo 9 años.
En países como Suiza, Finlandia, Suecia o Gran Bretaña se ha pasado en pocos años a multiplicar por diez, y en algún caso incluso por cien, el número de cachorros registrados.

Como testimonio de la difusión internacional de la raza cabe citar las inscripciones en constante aumento en países como:
Suiza, Holanda, Alemania, Francia, Finlandia, Suecia, Gran Bretaña, Estados Unidos y Australia.

Desde el punto de vista morfológico el Lagotto de Romaña se ha consolidado ulteriormente en estos últimos años.
Comprobaciones biométricas atentas y concentraciones
y reuniones de Clubes han puesto en evidencia la excelente sintonía morfo-funcional de la raza con el Estándar morfológico
oficial redactado en 1991 por el doctor Antonio Morsiani. Hace ya tiempo que el Lagotto da muestra de una excelente homogeneidad global de la raza,
con una constante transmisibilidad de las características de tipo en las distintas líneas de sangre.